Una llave bajo la lengua

35.º Fancine, cuarto y último día

La despedida de Fancine va acompañada por la despedida de la ciudad, de los amigos y del chaparrón. Las siete películas vistas en los días pasados se completan con dos nuevas cintas: la animación más esperada del año —por mí— y lo nuevo de Mads Mikkelsen, en clave cómica.

A la primera película del último día entré motivada por la siguiente máxima: Hay que seguir todo lo que hace Alberto Vázquez siempre. Es un pensamiento recurrente desde que me subí a su barco tras ver Unicorn Wars (2022), en el marco de la programación de la 32.ª edición del festival. Paralela a su producción cinematográfica está su carrera como dibujante, digna asimismo de interés. Su obra destaca entre los estantes del catálogo de Astiberri con El Evangelio de Judas (2007) y La caza (2020), también con los libros de arte de sus películas: Psiconautas, los niños olvidados (2015, basada en un cómic homónimo publicado en 2006), Unicorn Wars y Decorado (2025).

Decorado… Decoraaado… Decoradooo… [cantando]

Decorado comparte el caso de Psiconautas, está igualmente basada en una obra previa del mismo nombre estrenada en 2016. El cortometraje puede verse en el canal de Youtube del cineasta, si dejo el enlace aquí podréis verlo en unos 10 minutos vacantes. La tesis que sostenía el corto se mantiene aquí, alcanzando mayores cotas de abatimiento y recuperando al grupo de personajes relativos a la mitología del relato. Presenciamos la vuelta del Pato Roni (con la voz del propio director) y la incorporación del Hada Depresión, una broma oscura muy pesada escondida bajo una apariencia inofensiva.

Ronald sigue sin trabajo, su relación anuncia ruina, cree que vive en un macabro Show de Truman pero, ¿a quién le importa eso, viéndose tan bien dibujado? Cree soñar en un mundo que no se lo permite, se asoma a la ventana y no ve más que el humo de una fábrica y un incendio sin fin. No creo poder transmitir el desasosiego en que la cinta es capaz de sumergirte, construyendo un sentimiento profundo de empatía hacia los personajes ¿lobotomizados?

Parece no haber salida posible, las vías de escape se tiñen de gris con cada paso dado, el único camino abierto va a la cárcel. Quizás sea preferible ser preso y compañero de un pollo loco, a ser un pobre triste en un desván polvoriento con cajas de cómics. Al término de la película, una siente que la buscan muerta o muerta, como si fuera un fantasma peligroso. Con el paso de las horas, se disipa la aflicción, dejando paso al buen recuerdo de una cinta sólida.

Ojalá se repita la cita (casi) anual con lo nuevo de Alberto Vázquez, ojalá seguir viendo sus trazos entre salas del cine Albéniz. A la espera de próximas ediciones, solo queda pedir que llegue a nuestras pantallas a través de alguna plataforma. Algunos afortunados ya tuvieron la suerte de verla en pantalla grande tras su estreno el pasado 24 de octubre.

La última película que tuve la suerte de ver antes de mi vuelta a la capital fue El último vikingo, el último trabajo del cineasta danés Anders Thomas Jensen, artífice de Jinetes de la justicia (2020) y La tierra prometida (2023, como guionista), entre otras. Colabora de nuevo con Mads Mikkelsen en esta comedia ácida sobre dos hermanos y un viaje.

La cinta, que ha acabado ganadora del Premio del Público, comienza y termina con segmentos animados centrados en era vikinga. Con la normalidad —o lo que queramos identificar con ella— como eje central, la obra se mueve con los intereses de la mano de los rumbos de los personajes. Los acompañamos en casa, en coche, esperamos a que cumplan condena en la cárcel.

¿Serán suficientes bollos?

Lo que aparentaba ser un mero divertimento de domingo, acabó siendo una propuesta ingeniosa y divertida sobre la reunión de unos falsos Beatles. La personalidad emborronada de Manfred (Mads Mikkelsen) le lleva a creer que es John Lennon, un Lennon responsable de esconder el botín que le dejó su hermano Anker (Nikolaj Lie Kaas) antes de ingresar en prisión. La persecución de un vecino a quien Anker debía dinero marcará el ritmo al que deberán reforzar su vínculo y sortear los obstáculos impuestos por la vuelta a la casa de la infancia.

Jensen pone sobre la mesa más temas de los que cabría pensar en un planteamiento de este estilo, englobando conflictos familiares, nostálgicos y heridas abiertas. Su infancia a medio recordar no se reedificará sola, harán falta ambos hermanos y la esperanza que alimenta el avance del metraje.

Dejando síntomas de risa a cada par de escenas y un buen sabor de boca a su término, El último vikingo supone una muy buena opción para culminar la edición de este año. Merecerá la pena acudir el 6 de marzo del próximo año a verla en cines, gracias a la distribución de Avalon. A pesar de salir contenta de Málaga, nada puede suplir el dolor que me causa perderme la clausura, con la proyección de No hay otra opción (Park Chan-wook, 2025). No podremos verla hasta el 16 de enero del próximo 2026 pero, ¡supongo que nos veremos por allí!

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