The End · Un milagro apocalíptico en el 34 Fancine
The End forma parte de los largometrajes a concurso de la actual edición. Fue el colofón de la primera jornada de Fancine, el viernes 15, tras haber sido aplazada dos días a causa de la DANA que tuvo su paso por la ciudad.
Joshua Oppenheimer realiza su primera incursión en la narrativa de ficción con un filme musical atípico. El realizador, de reconocida crudeza y maestría en la dirección, reúne un reparto de estrellas y las encierra en un búnker. Nos acercamos a la rutina de esta familia, entre arte y simulacros, que se ve interrumpida por la aparición milagrosa de una joven proveniente del exterior.
En un mundo gélido después de las llamas, esta familia se refugia en la escarcha. El horror vacui les obliga a cubrir cada hueco de sus muros, leer y releer su escogida biblioteca. No hay lugar para pensar, tampoco pueden esperar evolución alguna entre sus cuatro paredes. En un hogar tan ornamentado no hay espacio para la emociones, no puede haber amor. Sus evasiones continuas a la realidad circundante y la inducida entre ellos mismos los sumergen en un aislamiento extremo. No están dispuestos a entrar en conflicto, se censuran constantemente por no afrontar los problemas. Poco a poco descubrimos que, a pesar de la idílica imagen que quieren dar -aún sin tener a nadie a quien impresionar- el grupo dista mucho de ser ideal.
Las pinturas colgadas son las que mejor retratan la psique de los personajes. Alienados, solitarios como la Mujer vista de espaldas de Hammershøi; la Bailarina de Renoir, a la cual no pueden sostener la mirada. Se sienten observados incluso por sus propias elecciones, no tienen la conciencia limpia.
El personaje de Tilda Swinton, haciendo alusión a uno de los cuadros que ornamentan las frías paredes, comenta la artritis de Jean Renoir y la afamada leyenda de que se ataba los pinceles a los dedos para poder seguir creando. Parece que en el futuro aún no se ha difundido la verdad tras este mito, o al menos no ha llegado al búnker erudito. El artista, en vez de hacer eso, cubrió sus manos con vendas que le permitían continuar pintando: algo parecido hacen los personajes de la película. Evaden la verdad a toda costa, crean capas y capas de mentiras que ahogan la verdad y ¡cantan! Es a través de las canciones y de sus coreografías cuando se permiten respirar, dar altavoz a lo que sienten y piensan.
El director salta del documental a la ficción buscando, quizás, al igual que los personajes, un lugar mejor. Un sueño inexistente donde aún caben el perdón y el amor. La evasión radical en un mundo vacío, el clasismo alcanzando sus cotas más altas en una sociedad vacua; remordimientos y milagros. Una de las grandes sorpresas de la parrilla de este año.
La distribución de la película corre a cargo de Avalon, que la hará llegar a las salas españolas el 31 de enero del próximo año. Acudid y presenciad el milagro, ahora que el fin amenaza con llegar para nosotros también.
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